Ahora, ¿cómo descubrimos nuestros dones y fortalezas? Algo que ayuda es hacernos un FODA personal, donde respondemos preguntas que nos permitirán descubrir nuestras fortalezas, nuestras debilidades, nuestras amenazas y oportunidades. También el feedback y la retroalimentación que recibimos de los demás nos ayudarán a identificar áreas de fortaleza. Y por supuesto, necesitamos experimentar con distintas actividades ya que de esa forma podemos confirmar si tenemos ese don y talento por naturaleza.
Este tema es vital para el desarrollo de nuestro liderazgo. Vamos a ser más efectivos en generar una transformación cuando la hacemos en base a nuestras pasiones, nuestros dones y nuestros talentos. Cuando identificamos una necesidad que tienen las personas, y al mismo tiempo encontramos un don en nosotros que puede satisfacer esa necesidad, y a esto le agregamos una pasión por lo que hacemos, vamos a encontramos un campo para desarrollar al máximo nuestro potencial y servir efectivamente a los demás.
Los dones, talentos y habilidades son fundamentales para impactar e influenciar a los demás. Ahora el componente de la pasión es vital. Vamos a ser naturalmente más efectivos y a ejercer un liderazgo, no solo en áreas de nuestros dones sino desde el área de nuestras pasiones. Y necesitamos combinar el don y la pasión, junto con una gran visión, para producir una transformación.
¿Son algunos únicamente los que están llamados a liderar? Creemos que no. Sino que toda persona está llamada al liderazgo, toda persona está llamada a influenciar y hacer una diferencia positiva en los demás. No siempre seremos los creadores de la visión de transformación. La mayoría de las veces nos vamos a sumar a la visión de otros líderes, y de esa manera al seguir una visión que atrae y transforma, nosotros vamos a ser líderes.
Lo que afirmamos es que toda persona está llamada al liderazgo. Pero no en cualquier situación y circunstancia, sino en el área de sus dones, talentos y fortalezas. Por eso es vital, si vamos a desarrollar nuestro liderazgo, que identifiquemos, desarrollemos e utilicemos nuestros dones y talentos, y es ahí que vamos a ser líderes que produzcan cambios en la vida de otras personas. Necesitamos conocernos como afirmaba Sócrates “Conócete a ti mismo”. Lo que precisamos es identificar la manera como fuimos diseñados y cuál es nuestro ADN de liderazgo, ya que todos tenemos uno. Y al utilizar y potenciar este ADN de liderazgo, vamos a ser líderes naturales y seremos más efectivos en influenciar en los demás.
Y este es un aspecto fundamental en esto del liderazgo. Necesitamos identificar nuestros dones, talentos y fortalezas. Y al mismo tiempo, necesitamos desarrollarlos, y ocupar nuestro tiempo en ellos. De esa forma vamos a desarrollar liderazgo y ejercer influencia en el mundo que nos rodea. Vamos a ser mucho más efectivos en producir un cambio y una transformación en las áreas de nuestros dones y fortalezas, y debemos usarlas para servir e inspirar a los demás.
Por eso, afirmamos que es cierto que en algunas áreas somos líderes y en otras no. En algunas áreas somos liderados y actuamos como seguidores. Y en otras somos líderes y otros nos siguen. Es en las áreas de nuestros dones, talentos, fortalezas, habilidad y pasiones que vamos a poder ser buenos líderes e influenciar en los demás. El desafío es encontrar cuales son las áreas y las actividades que son nuestra área de fortaleza. Hay sabiduría en descubrir nuestras fortalezas y pasiones. Y hay aún más sabiduría en pasar el mayor tiempo posible trabajando y operando en nuestras áreas fuertes, por qué en esas áreas naturalmente somos líderes, y vamos a ejercer una mayor influencia en los demás.
Desarrollamos un liderazgo efectivo a través de la formación de equipos de alto desempeño.
No hay ninguna persona que tenga todos los dones y fortalezas, y no hay persona que no tenga al menos un don. Por eso para multiplicar nuestra efectividad es necesario que incluyamos a otros en nuestra visión y sueños. Necesitamos trabajar en equipo para que los objetivos se puedan lograr. Aquí aplica la máxima del trabajo en equipo: Ninguno de nosotros es más que todos nosotros. Y como dice John Maxwell " Uno es un número muy pequeño para lograr grandes cosas".
En la formación de los equipos los líderes deben ser sabios y elegir personas que tengan dones. competencias y fortalezas, que él no tiene, para que pueda haber una adecuada complementación. Se forma un equipo de alto desempeño cuando hay unidad en la visión y los valores, confianza en las relaciones y muchos dones y fortalezas en las personas. Se crea una sinergia que hace que ocurra el liderazgo y la transformación.
En las organizaciones aún el organigrama ha cambiado en este siglo. Ya no predominan como antes las estructuras piramidales. Tendemos a movernos a organizaciones más horizontales, donde es el equipo el que define la acción y no la persona individual. Hoy lo que vale son los equipos, donde se combinan los talentos y los conocimientos buscando una sinergia que potencia la productividad de la organización. Es por eso que tenemos que combatir el espíritu individualista que es muy propio e nuestra cultura latina que opera como llanero solitario, procurando un logro personal. Tenemos que operar en grupo y aún más en equipo, con un espíritu colaborativo y no competitivo, para que juntos hagamos una diferencia. Juntos podemos alcanzar lo imposible!!!















