¿Son algunos únicamente los que están llamados a liderar? Creemos que no. Sino que toda persona está llamada al liderazgo, toda persona está llamada a influenciar y hacer una diferencia positiva en los demás. No siempre seremos los creadores de la visión de transformación. La mayoría de las veces nos vamos a sumar a la visión de otros líderes, y de esa manera al seguir una visión que atrae y transforma, nosotros vamos a ser líderes.
Lo que afirmamos es que toda persona está llamada al liderazgo. Pero no en cualquier situación y circunstancia, sino en el área de sus dones, talentos y fortalezas. Por eso es vital, si vamos a desarrollar nuestro liderazgo, que identifiquemos, desarrollemos e utilicemos nuestros dones y talentos, y es ahí que vamos a ser líderes que produzcan cambios en la vida de otras personas. Necesitamos conocernos como afirmaba Sócrates “Conócete a ti mismo”. Lo que precisamos es identificar la manera como fuimos diseñados y cuál es nuestro ADN de liderazgo, ya que todos tenemos uno. Y al utilizar y potenciar este ADN de liderazgo, vamos a ser líderes naturales y seremos más efectivos en influenciar en los demás.
Y este es un aspecto fundamental en esto del liderazgo. Necesitamos identificar nuestros dones, talentos y fortalezas. Y al mismo tiempo, necesitamos desarrollarlos, y ocupar nuestro tiempo en ellos. De esa forma vamos a desarrollar liderazgo y ejercer influencia en el mundo que nos rodea. Vamos a ser mucho más efectivos en producir un cambio y una transformación en las áreas de nuestros dones y fortalezas, y debemos usarlas para servir e inspirar a los demás.
Por eso, afirmamos que es cierto que en algunas áreas somos líderes y en otras no. En algunas áreas somos liderados y actuamos como seguidores. Y en otras somos líderes y otros nos siguen. Es en las áreas de nuestros dones, talentos, fortalezas, habilidad y pasiones que vamos a poder ser buenos líderes e influenciar en los demás. El desafío es encontrar cuales son las áreas y las actividades que son nuestra área de fortaleza. Hay sabiduría en descubrir nuestras fortalezas y pasiones. Y hay aún más sabiduría en pasar el mayor tiempo posible trabajando y operando en nuestras áreas fuertes, por qué en esas áreas naturalmente somos líderes, y vamos a ejercer una mayor influencia en los demás.
Desarrollamos un liderazgo efectivo a través de la formación de equipos de alto desempeño.
No hay ninguna persona que tenga todos los dones y fortalezas, y no hay persona que no tenga al menos un don. Por eso para multiplicar nuestra efectividad es necesario que incluyamos a otros en nuestra visión y sueños. Necesitamos trabajar en equipo para que los objetivos se puedan lograr. Aquí aplica la máxima del trabajo en equipo: Ninguno de nosotros es más que todos nosotros. Y como dice John Maxwell " Uno es un número muy pequeño para lograr grandes cosas".
En la formación de los equipos los líderes deben ser sabios y elegir personas que tengan dones. competencias y fortalezas, que él no tiene, para que pueda haber una adecuada complementación. Se forma un equipo de alto desempeño cuando hay unidad en la visión y los valores, confianza en las relaciones y muchos dones y fortalezas en las personas. Se crea una sinergia que hace que ocurra el liderazgo y la transformación.
En las organizaciones aún el organigrama ha cambiado en este siglo. Ya no predominan como antes las estructuras piramidales. Tendemos a movernos a organizaciones más horizontales, donde es el equipo el que define la acción y no la persona individual. Hoy lo que vale son los equipos, donde se combinan los talentos y los conocimientos buscando una sinergia que potencia la productividad de la organización. Es por eso que tenemos que combatir el espíritu individualista que es muy propio e nuestra cultura latina que opera como llanero solitario, procurando un logro personal. Tenemos que operar en grupo y aún más en equipo, con un espíritu colaborativo y no competitivo, para que juntos hagamos una diferencia. Juntos podemos alcanzar lo imposible!!!
El compromiso tiene que ver con la entrega, con no darnos a medias, sino tener puesta la camiseta en nuestra responsabilidad y en lo que tenemos que hacer. Muchas personas que han tenido éxito en sus profesiones, han definido el éxito como 10% de inteligencia y 90% de transpiración. Los buenos líderes están comprometidos con una causa que beneficia a los demás. Hoy en día hay tanta necesidad y tantos problemas, que necesitamos líderes comprometidos que traigan soluciones y oportunidades.
La apatía y la indiferencia son dos pecados que la gente no les perdonará a sus líderes. Es necesario líderes que se interesen y se involucren con las personas y con sus problemas. Que demuestren un compromiso sincero, y que den de su tiempo, dinero y talentos para ayudar a traer soluciones a los problemas de este tiempo. Esta es una queja grande de parte de los líderes de que falta compromiso en la gente. Lamentablemente esto es una realidad, las personas muchas veces no están comprometidas en sus actividades. Y una de las razones es que lo que hacen no les entusiasma. Les falta pasión, visión y un sentido de llamado.
Lamentablemente encuestas muestran que son más las personas que desempeñan tareas que no les gusta, que las personas que hacen aquellas cosas por las cuales tienen pasión. Si vamos a desarrollar nuestro liderazgo y potencial, debemos procurar trabajar en aquellas cosas que nos apasionan y que tenemos dones para llevarlas a cabo. Todo el mundo es bueno en algo. Debemos identificarlo y trabajarlo al máximo. Nuestro compromiso siempre será mayor en aquellas cosas en las cuales tenemos dones y nos apasionan. Aquí opera aquella frase motivacional que dice: “Haz lo que amas y ama lo que haces”. Si el dinero no fuera un impedimento, si tuvieras la posibilidad de elegir tu actividad, que harías? Es respondiendo esta pregunta que nos acerca a identificar aquellas actividades nos comprometeremos más y nos ayudarán a desarrollar todo nuestro potencial.









